Vi por primera vez a Johny G en Los Angeles a finales de los 80, la verdad que me impresiono su manera de trabajar y el enfoque que le daba a un tipo de clases totalmente novedosas por aquel entonces. Eran momentos de gran expansión del fitness a nivel mundial y la actividad del ciclismo indoor pegó con mucha fuerza, una actividad que fue cambiando con el paso del tiempo, pero nunca de forma sustancial porque la herramienta de trabajo siempre fue muy parecida. De la música de fondo pasamos a la música como referente para la cadencia, de cadencias muy altas a cadencias más controladas, de los ejercicios encima de la bici a “solo pedalear” y algunos cambios más que venían dados por los profesores, escuelas, método y por el momento, pero nunca por la bici en sí, ya que su evolución no determinaba el cambio de enfoque en la actividad.
Durante estos últimos 25 años han pasado muchas cosas en el mundo del ciclismo indoor, pero nunca se ha generado un cambio de paradigma tan acentuado como el de ahora. La evolución de la bicicleta obliga al cambio, porque ya no es la misma. Pasamos de tener una máquina en donde nada era medible, a otra que nos facilita multitud de parámetros fundamentales para el control de la intensidad y de la clase en general. Hemos pasado de intentar pintar sin acuarelas ni lienzo a hacerlo con el mejor material.
Todas las marcas, tarde o temprano, contarán con este tipo de bicicletas, pero para ello se necesitan profesores dispuestos a generar cambios. La novedad más importante que presentan las bicicletas, aparte de muchas otras, es la conectividad y el control absoluto de la carga de trabajo a través de los vatios generados por cada alumno, un parámetro que hay que entender muy bien y no tenerle miedo, porque puede aportar grandes soluciones.
Seguramente a muchos profesores todas estas novedades no le convencen del todo, quizás porque no se podrá seguir inventando, porque todo tendrá una razón de ser y porque se tendrá que estar mucho más preparado. Además, supongo que es complicado cambiar lo que ya funciona, pero… y sí funciona mejor?
¿Y qué pasa con el control de los vatios? pues que es una forma de medir realmente el grado de esfuerzo de tus alumnos. Entonces, porque no hacerlo si lo intentamos diciendo a los alumnos que pusieran “más o menos” resistencia y el 95% hacían lo que querían porque nada se podía medir, si lo intentamos con la FC y tampoco ha funcionado del todo, entonces… ¿porque no hacerlo con el “vatio”?
Hay que dejar de dar razonamientos poco sólidos que no llevan a ninguna parte, decir, por ejemplo, que esto es solo para un cierto tipo de público es como si dijéramos que el control de la FC es solo para unos pocos. Al final es lo mismo, con una gran diferencia, los vatios miden realmente el nivel de esfuerzo, la FC no, además no necesitas material extra para controlar tu sesión y cada alumno puede trabajar con el nivel que le toca, sabiendo en cada momento si está haciendo lo que el profesor le pide, disfrutando y pasándoselo bien al mismo tiempo. Es tarea del profesor convencer a los alumnos de que estas nuevas bicicletas aportan muchas soluciones, más seguridad y que nada de esto está reñido con pasarlo en grande.
Hay que buscar nuevos caminos y no limitarnos a saltar como conejos, huir de la zona de confort y seguir haciendo cosas grandes y nuevas para esta actividad, pero para todo esto es necesario formarse de nuevo, porque no hay nada más terrible que defender o argumentar algo cuando no hay suficiente experiencia, información y conocimiento.
¿Lo hemos hecho mal hasta ahora? yo diría que no, porque sencillamente no habían más recursos. Lo haríamos muy mal ahora si con lo que tenemos no generamos cambios. Cuando yo empecé a entrenar no existían los pulsómetros, se sabia muy poco de los entrenamientos fraccionados y si alguien se lesionaba se le aplicaba… calor! Lo hacíamos mal? Pues no se… era todo lo que teníamos y sabíamos. Sí que lo haríamos mal si con todo lo que tenemos ahora siguiéramos haciendo lo mismo.
Entiendo que no todos contamos con bicis tecnológicamente preparadas, en este caso no toca otra que seguir como siempre. Pero me entristece mucho ver como algunos profesores, a pesar de contar con bicicletas repletas de tecnología, hacen caso omiso de toda la información y se limitan a hacer las clases basadas sólo en el “temazo” y en la subjetividad más subjetiva, haciendo que todo gire alrededor de la música, sin darse cuenta que a partir de ahora es la música que gira alrededor del todo.
O sea, el club le pone Ferrari y el profesor lo deja en el garaje.
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